Olvidé que existían los finales felices, los besos y los abrazos. Las sonrisas sin sentido, y eso que murmuran de mirarse a los ojos.
Tú. Solo tú. Quédate a mi vera, no te alejes, me has vuelto a la vida de una manera poco común. No eres solo tú, son tus ojos, tus miradas, y esos gestos que haces a veces cuando callas. Es esa melodía que siempre dejas en mi cabeza al marcharte, o el murmullo de tus palabras que se clavan en el corazón. Son tus sonrisas, o la filosofía que tarareas sin compás definido.
Son tantas cosas, que al final, no hay razón definida por la que decirte te quiero. Y que si tú no la encuentras, yo te la beso.
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