miércoles, 26 de octubre de 2011
De las cadenas de esta cárcel, solo tú puedes salvarme.
Vivo encadenada a un camino de baldosas amarillas, a que me despierte un principe azul, o de cualquier otro color, a estas alturas, me conformo con poco. Vivo encadenada al veneno de Julieta, a las obras más incrédulas de Shakespeare, a esos extraordinarios musicales de Broadway que jamás veré y a aquellos desayunos que se enjoyaba Audrey Hepburn. Encadenada a eso de agarrarme a una farola en plena tormenta y dedicarle a cada lágrima del cielo un i singing in the rain, a poder ir algún día montada en una bici y saludar a la luna, o conseguir sobrevolar Valencia en una alfombra mágica. Vivo encadenada a tantos sueños, la mayoría imposibles, que de ellos, por el único por el que daría mi vida para poder tenerlo, sería que algún día... estuvieras junto a mí.
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