lunes, 14 de noviembre de 2011

Tu nombre lleva la palabra AMOR por excelencia.

No me han dado clases para escribir, para escribirte a ti, ni siquiera lo hago bien, y no tengo intención ni de llenar hueco, ni de a cada persona que me lea, emocionarla.
Solo necesito desahogarme, decirte que te necesito, sobretodo esas noches de lluvia de carreteras vacías, de nubes que se esconden de la oscuridad de la noche, de las señales de tráfico difusas. Te necesito tanto como se puede necesitar un vaso de leche en un día de frío, o un helado una tarde de Julio, tanto como llorar cuando ya no puedes más, o reír cuando la felicidad te llena las manos. Solamente tenerte enfrente y ser capaz de decirte que te quiero, por encima de todos esos peros que rompen cada uno de mis esquemas. Decirte que no me importa que no me quieras, por muy mentira que sea, que tenerte en mi vida, ya me basta lo suficiente como poder vivir cada día con más de una sonrisa, decirte que soy lo suficientemente inteligente como para darme cuenta de que en tus iniciales está escondida la palabra amor, y lo suficientemente inútil como para cargarme una batidora sin esfuerzo alguno.
No me hacen falta esta líneas para aclararme ni para hacerte ver lo que te quiero, aunque sé que por tí mismo, no te darás cuenta, solo me hacen falta... en realidad, no me hacen ninguna falta. Aquí y ahora, solo me haces falta tú. A M R.





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