jueves, 10 de noviembre de 2011

Sin un tú, no hay un yo.

Ellos hablaban de descubrimientos, de la luna, el sol, las estrellas y los planetas. Yo les hablaba de amor, de eso que ellos a penas conocían. Les hablaba de ese amor, que conseguía cambiar el rumbo de este corazón loco, que conseguía que escribiese te quieros en su agenda, que conseguía que acertase en matemáticas cada respuesta, que conseguía que los latidos no cesaran. Ellos me decían que no cambiara el concepto de las cosas, que el amor no era descubrimiento, era algo fácil, que sientes y punto, que no entendía lo que querían decir, que lo dejara pasar. Ellos no lo entendían, el amor era el descubrimiento jamás terminado, el más grande, el más difícil, de sentir y de olvidar.




No hay comentarios:

Publicar un comentario