Quiero que sepas que sabía lo que me hacía al enamorarme de ti. Sabía cuantos kilómetros me impedirían oír tu voz, cuántos días me iba a pasar contando las horas para ver ese par de ojos azules, cuantas noches en vela me iba a pasar sonriendo, cuantos metros de asfalto me iban a separar de tus labios, la cantidad de 'te echo de menos' desesperados que iban a pasar por mi cabeza en apenas un minuto, la cantidad de 'te quiero' que me iban a atragantar al hablar contigo por teléfono. Lo asumí, y no me importaba, porque al final de aquella larga semana extrañándote a más no poder, al final de aquellos veinte kilómetros de alquitrán, me esperabas tú, con tu cara de empanado, tus ojazos azules, tus ganas de marear a todo el mundo y tu manía de hacerme reír, y sabía que entonces la espera, había valido la pena.
¡Hola!
ResponderEliminarQue sepas que sigo a diario tu blog, y me encanta.
Sigue así, es estupendo.
Un abrazo.