jueves, 15 de noviembre de 2012

Recuérdame.

Quiéreme hasta cuando este enfadada, fea, despeinada. Cuando lo único atractivo que veas en mí sea esa risa de loca que me sale en los momentos más inoportunos. Quiéreme. Quiéreme hasta que no te queden fuerzas, hasta que sientas que en el corazón no cabe nada más. Hasta que mis ojos cambien de color, de tanto mirarte en ellos. Dime que no habrá nadie que me quiera más que tú. O no. Porque en el fondo son todo palabras. Palabras que saldrían de mi boca. Lo haría, si fuera capaz. Aunque sería más sencillo dispararlo todo en un beso. Más sencillo, y mejor. La mejor manera de decirte todo aquello que mi voz no es capaz de decir. Pero no estás aquí, ni estarás, así que, recuérdame, sonriéndote; que es lo que haré siempre.


No hay comentarios:

Publicar un comentario